La conservación de los quesos fuera de las cavas de maduración, ya sea en almacenes de tiendas, restaurantes, o en la propia despensa de nuestra cocina, se debe cuidar debido a la dificultad de mantener una temperatura y humedad correctas, de manera que no pierda sus características organolépticas.
Los quesos pueden conservarse en la parte menos fría del refrigerador, bien envueltos en un film plástico o tapados con un paño húmedo, evitando así que se sequen demasiado, siendo un buen sistema en quesos de pasta prensada como el Queso Mahón-Menorca. La temperatura óptima de consumo deberá ser de 18 a 20 ºC, siendo por tanto necesario que este sea sacado del frigorífico un tiempo antes del momento de consumirlo.